Nuestra vida, un encuentro de almas
Las casualidades no existen. Esto no es solo una frase de moda sino el comienzo de un análisis que podría darte más respuestas que cuestionamientos a las situaciones a las que nos enfrentamos en nuestra vida. El sufrimiento humano no debe verse como la consecuencia de las malas decisiones que hayamos tenido en algún momento sino como el maestro que nos dice que la lección esta siendo aprendida o que apenas estamos empezando un proceso de sanación específico. Si, ese sufrimiento que nos ha hecho llorar hasta deshidratarnos o esa pena que llevamos en el alma es quien más nos enseña y al tiempo quien más nos fortalece. Pero hay algo más: es algo que tu alma programó vivir, con esa persona, en esa situación, para sanar algo que tienes que trabajar en esta vida y que elegiste experimentar para evolucionar. Si, así como lo lees en este momento, tu alma definió esa experiencia para que pudieras (como siempre) elegir de que lado ponerte.
Almas que en su momento original fueron iguales y perfectas, que hicieron un acuerdo de encontrarse en una vida para vivir, compartir, entregar, recibir, maltratar, victimizarse. Ahora suena coherente el para qué vives lo que vives y el para qué conoces a quien conoces. No es casualidad que hayas tenido una relación de la cual aprendiste y disfrutaste y de la cual hoy, por diferentes aspectos cada quien tomó un rumbo diferente. No es casualidad que hayas conocido a una persona que se convirtió en tu amigo de años y que ahora por un mal negocio no pueden volver a hablarse. No es casualidad que estés afrontando una crisis o que tu vida cambie por un "acontecimiento del destino". Cada experiencia, cada persona, cada acción tiene una razón de ser, el famoso "¿para qué?" cada cosa lo trae implícito. El reto es descubrir la respuesta y apropiarla a nuestra vida de tal forma que la herida sane para siempre. Lo sano no vuelve a presentarse.
El reto se convierte en algo eterno o efímero de acuerdo a la posición que tomes. Si tomas el camino del dolor y de la víctima incomprendida, tal vez la respuesta se te demore un poco. Al final, la respuesta siempre llega sólo que inconscientemente elegimos quedarnos o seguir. Parar o avanzar. De hecho esa es la razón de ser de los duelos, poder interiorizar al fondo para comprender ese "para qué" y dejarlo que salga a la luz. Si hay luz, ya no tenemos oscuridad para escondernos y no ver la lección que cada cosa nos trae. Con la lección aprendida y la herida sanada, la experiencia queda tachada de la lista de acuerdos programados.
De pronto te cuestionas: Pero... ¿y si sigo repitiendo una y otra vez la misma experiencia en diferentes circunstancias con diferentes personas? Si es así, hay algo que no se ha sanado del todo. Algún patrón que no has revisado a conciencia y que la vida te pone de muchas formas para que la veas y la liberes. La vida es sabia, entrega información a cada segundo y nosotros seguimos pensando que las cosas pasan al azar o porque la suerte lo quiso así. La invitación de hoy va a que elijamos siempre hacia nosotros mismos y a que miremos las cosas de una manera distinta. No es la vida que es injusta, no es la situación del país la que nos tiene así, no es la indiferencia o el castigo del otro lo que hace que me sienta mal, no es el dolor físico el que me impide tener bienestar. Miremos la vida y sus circunstancias como mensajes del alma y del cielo que nos indican que camino tomar y que elección tener, como sanar y evolucionar de forma consciente.
Es tiempo de abrir los ojos del alma y ver que la vida nos pone en situaciones que previamente elegimos y en las que depositamos toda nuestra confianza con el fin de experimentarnos como humanos y recordar el origen espiritual de nuestra existencia. Sobre todo, es tiempo de reconocer y agradecer al maestro que esta viviendo contigo o el que te hace salir de casillas. Agradecer por su existencia y por ser espejo para ti y para lo que tienes que liberar.
Esta sanación se convierte en un alivio para el alma. Ahora puedes verlo así.
Un abrazo de luz,
